El cuerpo humano es una maquinaria perfecta y en total sincronía con su entorno. Cada célula tiene una misión específica para la cual fue creada y cuya función cumple a cabalidad, bajo condiciones regulares... finalmente todas interactúan entre sí de manera de mantener la mecánica del cuerpo funcionando a plenitud.
Así como las células, cada ser humano tiene una misión, un objetivo, un fin último que obedece a las necesidades del universo, la razón de nuestro tránsito por el mundo. Sabes tu cual es tu misión?. Nada fácil la respuesta, verdad? de hecho, la mayoría de nosotros vivimos sólo para buscar cual es nuestra misión en el mundo y en muchos casos morimos sin saberla, menos aún cumplirla.
Algunos estamos concientes que en lo que trabajamos, lo que hacemos para vivir, no obedece a nuestra misión, tenemos la sensación que nos estamos perdiendo de algo y no sabemos qué es, que existe un vacio en alguna parte que tenemos la necesidad de llenar pero no sabemos cómo... Pero el miedo nos amarra a esa falsa sensación de seguridad que nuestro trabajo actual o nuestra relación actual o el país actual nos ofrece y no nos permitimos escuchar esa vocecita que te va indicando el camino o ver la señales que esa fuerza suprema siembra a nuestro alrededor para hacernos reaccionar.
Que hacemos entonces? pongámosle un amplificador a nuestra vocecita interior y un silenciador a la mente (para evitar sus jugarretas de mal gusto), estemos atentos a las señales cotidianas, preguntemos directamente a la chispa de divinidad que mora en nosotros "cual es mi misión? para qué estoy aquí?" y verás como la mecánica celeste se ajustará con el fin de responderte.
Que si sé cual es mi misión? no completamente, al menos no aún, pero cada vez estoy más cerca....
Así como las células, cada ser humano tiene una misión, un objetivo, un fin último que obedece a las necesidades del universo, la razón de nuestro tránsito por el mundo. Sabes tu cual es tu misión?. Nada fácil la respuesta, verdad? de hecho, la mayoría de nosotros vivimos sólo para buscar cual es nuestra misión en el mundo y en muchos casos morimos sin saberla, menos aún cumplirla.
Algunos estamos concientes que en lo que trabajamos, lo que hacemos para vivir, no obedece a nuestra misión, tenemos la sensación que nos estamos perdiendo de algo y no sabemos qué es, que existe un vacio en alguna parte que tenemos la necesidad de llenar pero no sabemos cómo... Pero el miedo nos amarra a esa falsa sensación de seguridad que nuestro trabajo actual o nuestra relación actual o el país actual nos ofrece y no nos permitimos escuchar esa vocecita que te va indicando el camino o ver la señales que esa fuerza suprema siembra a nuestro alrededor para hacernos reaccionar.
Que hacemos entonces? pongámosle un amplificador a nuestra vocecita interior y un silenciador a la mente (para evitar sus jugarretas de mal gusto), estemos atentos a las señales cotidianas, preguntemos directamente a la chispa de divinidad que mora en nosotros "cual es mi misión? para qué estoy aquí?" y verás como la mecánica celeste se ajustará con el fin de responderte.
Que si sé cual es mi misión? no completamente, al menos no aún, pero cada vez estoy más cerca....
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